Los peligros de no salir de la cama

Mucho peor que fumar en la cama

Is that a Mariana Enríquez reference? Por supuesto, que clase de indie progre de Parque Chas aspirante a escritora se piensan que soy.

Si la depresión fuera un trabajo

Tengo muchos años de experiencia en la depresión. Ojalá fuera un trabajo. La rompería en LinkedIn. “¿Querés saber cómo soy tan buena siendo una completa desgraciada? Te dejo 10 tips acá abajo. ¡Contame los tuyos! emoji emoji”.

Generalmente me obligo a hacer cosas porque después me siento mejor. Hacer actividades con gente que quiero, salir de casa, despejar la mente; ponerte en movimiento hace bien. No lo digo yo: lo dice la ciencia.

Pero a veces ese pequeño paso entre salir de la cama y simplemente caminar hasta la cocina para hacerse un café con leche deslactosada se siente como escalar el Everest. O hacer la combinación entre la Línea B y la Línea C un lunes en hora pico. Hay días que se hace muy difícil atravesar el umbral de la depresión. Apenas podés levantarte del somier desgastado que compraste hace 10 años de oferta en Frávega. Que estén las gatas tiradas ahí en el acolchado tampoco ayudan. Encima tenés que comer algo. Comer algo: comer mal. Un sanguchito. Un paquete de papas. Odiar cocinar y hacer pocas compras, que combinación de mierda. Hace 11 años que vivís sola y hace 11 años que te prometés cambiar y aprender a cocinar. Me parece que ya no va a pasar.

Hay días que duermo como 20 horas (literal) y rechazo planes que sé que me harían bien. Encima de todo, al otro día me siento mal por no haber salido. Ni quiero leer los mensajes o audios de Mariano diciendo “no sabés lo que te perdiste”.

Pero bueno, a veces simplemente no se puede. Hay que atravesar el duelo. De una relación que no fue, un proyecto que no salió. Alguien o algo que se murió.

En la comodidad de una almohada vieja y desgastada de Arredo, te preguntás qué hubiera pasado si actuabas de tal o cual manera. Si hubieras sabido manejar mejor una situación. Si la ansiedad no te jugó una mala pasada. Y repasás una y otra vez lo que dijiste, cómo respondiste. Entrás en un espiral de pensamientos del que no podés salir. Volvés al principio una y otra vez. Lo que no fue. Lo que podría haber sido. Lo que nunca será.

Con mi nueva psicóloga (¿Cuántas van en el último tiempo? Parezco Boca cambiando de técnico) (no estoy segura de si esa referencia está bien) tengo que anotar mis temitas de auto desconfianza y la magnificación de mis pensamientos negativos. Deséenme suerte.

A veces no está tan mal darle lugar a la tristeza

La realidad es que a veces hay que descender a la oscuridad para después renacer. Caer al fondo fondo de verdad de verdad y después revivir. Tu gente cercana va a entender porqué, por algunos días, dormís tanto, porque apenas comes, porque cancelás planes cuando sos Roberto Carlos y en las reuniones te gusta convertirte en la Chiqui Legrand. Le llamo complejo de payaso triste. Chupala, Lacan.

Oh, el desamor

Te ilusionaste y no pasó. Te preguntas si alguna vez te pasará. Si la próxima vez, la oscuridad no la pasarás sola, si habrá una persona para abrazarte y decirte que todo va a estar bien.

Por ahora, esa persona sos vos misma. Y esa persona a veces está cansada de levantarte una y otra vez. E insultás. Hijo de re mil puta. Forra de mierda. La concha de tu hermana, imbécil. Podríamos estar viendo El Eternauta juntxs.

Vos podés

Hay que barajar y dar de nuevo. No queda otra. Mientras tanto, hay que llorá todo lo que quieras, como una pelotuda, para después volver mejor. O al menos volver menos pesada, con *el alma* mas livianita. Quienes te abandonaron no merecen tantas lágrimas. Aunque quieras que vuelvan. Que aparezcan y te digan que sos la mejor persona del mundo, que no pueden entender como se alejaron de un ser tan espectacular, maravilloso, gracioso, ocurrente, creativo. SEXY. No, loca, no va a pasar. Y vas a tener que empezar a poner límites para que dejen de tratarte como una boludita.

Gracias por leer y perdón por ser repetitiva con escribir sobre temas de salud mental. Igual medio que estaban advertidos. LAS COSAS BUENAS LE PASAN A LOS OTROS.

Abrazo grande,

Flor